Terapia Individual
A veces, la vida nos presenta desafíos que se sienten demasiado grandes para manejarlos solos. La decisión de iniciar un proceso terapéutico es compleja, no hay un manual universal para saber exactamente cuándo es el momento, pero sí hay señales que te indican que podrías beneficiarte de un espacio de apoyo profesional:
Sientes un malestar persistente.
Tus estrategias habituales ya no funcionan.
Las dificultades te superan.
Experimentas cambios drásticos en tu comportamiento o hábitos.
Deseas un mayor autoconocimiento y crecimiento personal.
Tus relaciones se ven afectadas.
Revives experiencias dolorosas del pasado.
Buscar terapia es un acto de valentía y autocuidado. Es darte permiso para no cargar con todo solo/a, y para invertir en tu salud mental y en tu calidad de vida; iniciar un proceso terapéutico puede ser una herramienta poderosa para prevenir el agotamiento y construir una vida más plena y consciente.
Si alguna de estas situaciones resuena contigo, o simplemente sientes curiosidad por explorar un espacio de crecimiento personal, te invito a dar el primer paso.
¿Cómo funciona el proceso terapéutico?
1 . Primer contacto y sesión inicial
Todo comienza con un primer contacto, donde puedes expresar tus inquietudes y concertar una cita. La primera sesión es un espacio para conocernos, para que expliques qué te trae a terapia y qué esperas del proceso. Aquí te explicaremos nuestra forma de trabajar para que sientas si este es el espacio y el enfoque adecuado para ti.
2. Evaluación y establecimiento de objetivos
En las primeras sesiones, nos dedicaremos a comprender en profundidad tu situación. Hablaremos sobre tu historia, tus desafíos actuales, tus emociones y tus relaciones. Juntas, definiremos objetivos claros y realistas para la terapia. Estos objetivos nos servirán de guía y nos ayudarán a medir tu progreso.
3 . El trabajo terapéutico
Aquí ocurre la transformación mediante conversación, reflexión y algunos ejercicios. Exploramos tus pensamientos, emociones y conductas. Ofrecemos un espacio seguro, identificamos fortalezas, comprendemos heridas y desarrollamos estrategias para afrontar tus desafíos. El proceso requiere compromiso activo de ambas partes.
4. Seguimiento y cierre
La duración de la terapia varía según tus objetivos y evolución. Revisaremos tu progreso y ajustaremos el plan si es necesario. Cuando logres tus metas y adquieras herramientas para manejar dificultades de forma autónoma, planificaremos el cierre. La terapia es un espacio de crecimiento y sanación, con beneficios duraderos.